miércoles, 5 de mayo de 2010

POEMA PARA BEBEDORES DE AJENJO


EL INFIERNO DE ARTHUR RIMBAUD

Entré de rodillas al infierno de Arthur
imbuído por un poderoso licor y las palabras
llenas de intensidad del pequeño prodigio
que jamás descanso dentro de su propio infierno,
ese maravilloso infierno
que generó para destruir su imagende pureza infantil
y de sensibilidad profanada

Lo miré a los ojos pidiendo clemencia
y pese a mis ansias de sacrificio poético
él me extendió su mano ensangrentada...
apreté sus dedos con afán de robar sus iluminaciones
y mientras jugaba con su sangre en mis labios
un grito gutural interrumpió el dulce erotismo púrpura

El grito provenía de un mar turbio y ennegrecido
que se extingue en las costas de este infierno aterrador
Arthur me miró con una sonrisa macabra...
y me dijo "aquel que grita es el capitán de un barco extraviado
un pequeño navío que flota por las aguas de este infierno propio,
este infierno que todo me lo quita...
es El Otro, poderoso e ilimitaldo"

El barco se detuvo lentamente frente a nosotros
muy cerca de la orilla, sin reparar en nuestra presencia
sus pasajeros eran locos, ebrios, esclavos, traficantes de marfil
una nobleza rancia y decadente
Arthur apoyó sus cabellos dorados en mi pecho
y escuchando como se desvanecían mis latidos
navegamos Juntos en la marea nocturna
hacia el barco que se aleja
que confunde mis sentidos con sus imagenes coloridas
que desbordan
Poesia.

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